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El mito del origen de las joyas sagradas





El mito del origen de las joyas sagradas

El mito del origen de las joyas sagradas

Desde tiempos inmemoriales, las joyas sagradas han sido símbolos de poder, sabiduría y vínculo divino. Este mito relata el origen de estas reliquias celestiales, forjadas por los dioses mismos y entregadas a los mortales como prueba de su favor — o como portadoras de una antigua maldición. Acompáñanos en este viaje ancestral, donde el cielo y la tierra se enlazan por el brillo inmortal de las gemas eternas.

1. El nacimiento del mundo y los tres hermanos celestes

Antes del tiempo, sólo existía el Océano de la Nada. De sus profundidades surgió la diosa Thaleia, madre de todo lo visible e invisible. De su aliento nacieron tres hijos celestes:

  • Solarios, señor del fuego y la voluntad
  • Lunara, guardiana del agua y la introspección
  • Terron, padre de la tierra y la forma

Juntos crearon el mundo como una ofrenda a su madre. Pero al darle forma, también despertaron el deseo de protegerlo y, con ello, el germen del conflicto.

2. La joya de la unidad

Temiendo que sus diferencias desgarraran la creación, Thaleia forjó una sola joya: El Corazón Estelar, una gema de luz pura que contenía la esencia de todos los elementos. Esta gema mantenía el equilibrio entre los tres hermanos, irradiando armonía sobre el mundo recién nacido.

Cada amanecer, la luz del Corazón Estelar fluía por cielos, mares y montañas, despertando la vida y sellando la paz entre los dioses.

3. La traición de Solarios

Pero el deseo de dominio germinó en el corazón de Solarios. Encandilado por su propio fuego, creyó que la humanidad debía ser guiada sólo por la voluntad y la fuerza. Convenció a Terron de que dividieran el Corazón Estelar en tres fragmentos para tener un poder independiente, prometiéndole igualdad.

Lunara advirtió del desastre, pero fue ignorada. Así, la joya fue partida, y nacieron las Tres Gemas Sagradas:

  • La Llama de Viritas — otorgaba la determinación y poder del fuego
  • La Gema de Orios — brindaba firmeza, paciencia y autoridad sobre la tierra
  • La Lágrima de Ishel — infundía empatía, sabiduría y el control sobre las mareas

4. Los dones caídos del cielo

Los dioses lanzaron cada gema a un rincón del mundo para que fueran encontradas por quienes compartieran su esencia. Así surgieron:

  • El Clan del Fénix Rojo — hijos de la Llama de Viritas
  • Los Guardianes de Piedra — fieles a la Gema de Orios
  • Las Hijas del Río Sagrado — herederas de la Lágrima de Ishel

Cada tribu prosperó bajo la guía de su gema divina. Pero el equilibrio había sido roto, y el antiguo resplandor del Corazón Estelar se desvanecía del mundo.

5. Las guerras del resplandor

Pronto, los pueblos comenzaron a luchar. Cada uno creía que su gema era la legítima sucesora del Corazón Estelar. Las guerras por el resplandor duraron siglos, y bañaron la tierra en sangre y fuego.

Los dioses, impotentes, observaban. El fuego de Solarios se consumía con la violencia, el corazón de Terron se agrietaba y Lunara lloraba océanos de lamento. La humanidad había fallado en proteger el legado celestial.

6. La aparición del Cuarto Portador

En medio del conflicto, una niña nació bajo una lluvia de estrellas. Fue llamada Myrha, y su alma vibraba con una energía desconocida, que no pertenecía a ninguno de los tres elementos. Los sabios creyeron que era el espíritu del Corazón Estelar reencarnado.

Myrha creció en los márgenes de las tres tribus, rechazando la guerra. Atraídas por su aura, las joyas comenzaron a manifestarse ante ella, sin importar su origen.

7. El viaje de las tres pruebas

Guiada por visiones, Myrha emprendió una travesía para reunir las tres gemas. Cada gema sólo podía ser recuperada si la portadora superaba una prueba espiritual:

  • El Desierto de Ceniza, donde la Llama de Viritas exigía confrontar el orgullo sin consumirse
  • La Grieta de No-Luz, habitada por los ecos de la tierra, donde la Gema de Orios exigía paciencia absoluta
  • El Abismo Cantante, donde debía escuchar el dolor del mundo antes de recibir la Lágrima de Ishel

Myrha superó cada prueba, ganando el respeto de las antiguas tribus.

8. El reencuentro de los hermanos celestes

Al ver que una humana podía armonizar las tres gemas y restaurar el equilibrio perdido, los dioses descendieron al mundo. Myrha los condujo a un antiguo altar oculto en el corazón del bosque eterno.

Allí, frente al brillo combinado de las tres piedras, los hermanos celestes se reconciliaron. Comprendieron que el verdadero poder no era el dominio, sino la colaboración.

9. La refundición del Corazón Estelar

Con la bendición de los dioses, Myrha fundió las tres gemas sobre el Altar de Lumen, reintegrando el poder original del Corazón Estelar. Este acto quebró el ciclo de guerra y restauró la armonía entre los elementos.

Sin embargo, al hacerlo, Myrha desapareció en un haz de luz, convirtiéndose en la nueva guardiana eterna del equilibrio.

10. El legado inmortal de las joyas

Desde entonces, el Corazón Estelar no volvió a verse. Pero hay quienes dicen que su espíritu vive en cada acto de paz y comprensión. Las joyas sagradas ya no son reliquias de poder, sino símbolos de unidad.

Cada luna llena, se escucha el canto de Myrha desde el cielo, recordando a la humanidad:

«Un alma sola no puede brillar tanto como tres entrelazadas en armonía.»